Por eso cuando me encontré con las obras de Cande Vilar, tan llenas de quietud, recordé lo lindo que era pasar los días jugando en la vereda, andar en bicicleta, ayudar a la abuela a regar las plantas.
Su ojo de artista plástica la lleva a observar detalles que el resto no ve y lo plasma en unos bellos cuadros para justamente lograr que nosotros también les prestemos atención. Un ejemplo son sus pinturas de puertas antiguas que a veces incluso encontramos en las ciudades y que por milagro sobrevivieron a demoliciones y modernizaciones del espacio urbano. Esas puertas que guardan la historia, de maderas pintadas y descascaradas, trabajadas con hierro en diseños preciosos.
Hay mucho de campo y de popular, instantes capturados con maestría.
Y como si esto fuera poco, aplica sus conocimientos a la creación de objetos decorativos en donde vuelve a darle vida a los objetos.
Otro dato es que dicta talleres para niños, adolescentes y adultos. Para saber bien los días y horarios pueden contactarse con ella a través de sus redes sociales:
http://www.candevilar.com
https://www.facebook.com/pages/Taller-de-Cande-/143099519061951